domingo, 10 de mayo de 2009

En la casa de campo

Hacia viento y parecía que iba a empezar a llover en aquella casa de campo de mi amigo Tomás a la que habíamos ido a pasar las vacaciones de Semana Santa. Acababa de cumplir los diecinueve años y sus padres le dejaron las llaves para que celebráramos el cumpleaños y nos divirtiéramos mientras ellos iban a uno de sus viajes de negocios.

Habíamos invitado a varios amigos y amigas, y nos habíamos encargado de preparar todo para aprovechar bien el fin de semana. Ya tarde terminaron de llegar todos. Habíamos llegado a las nueve de la tarde, y el último invitado llegó sobre la una y media de la madrugada. En total éramos siete, cuatro chicos y tres chicas porque Pilar estaba resfriada y no había podido venir.

Fue el novio de Marta que aunque no lo soportábamos, le dijimos que fuese para que ella se quedase también. Era un hippie que había conocido en una excursión que solo hacía fumar y contestaba groserías a todo lo que le decíamos, era todo lo contrario a nuestra amiga.

Habíamos comprado muchas bebidas, pero no podíamos salir porque llovía demasiado y había un pantano enorme perdido por el bosque. Empezamos a beber y a hablar y nos lo estábamos pasando muy bien, hasta que Aurelio, el novio de Marta, le dijo que se iba a fumar un porro y que fuese con él. Ésta se negó a salir y le preguntó a Tomas que si lo podía hacer en la casa. A Tomás no le gustó eso nada, pero por no parecer agua fiesta le dijo que no importaba.



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Todos observábamos cómo Aurelio se fumaba el porro. Poco a poco se le pusieron los ojos rojos y no paraban de reírse y de decir cosas absurdas. No dejaban de coger a Marta y sobarla. Ella les pedía que pararan y la dejaran seguir hablando y bailando con sus amigos, pero él no cesaba. De repente, sin darnos cuenta, Aurelio le dio un empujón a Marta y la tiró sobre la mesa. Primero se quedaron todos boquiabiertos y Tomás fue rápido hacia Marta que no se levantaba. El novio estaba como loco y cogió un cuchillo que estaba caído en el suelo y nos amenazó con matarnos si hacíamos algo. Tomás llamó a la chica pidiéndole que se despertara pero era en vano. Al soltarle la cabeza se fijó que su mano estaba ensangrentada y el cráneo de Marta estaba abierto. Comenzó a llorar y a gritar pidiéndole ayuda a los demás. Sin embargo Aurelio seguía como ido y estaba muy agresivo, supusieron que era efecto del porro. Todos estaban llorando y muy asustados porque Marta no respiraba y su corazón paró de latir. Con un poco de maña consiguieron quitarle el cuchillo de la mano a Aurelio y lo ataron a una silla. Algo había en el ambiente que hizo a los chicos enloquecer. Hablaron entre ellos y decidieron vengarse de Aurelio por lo que le había hecho a Marta. Lo torturaron con cuerdas, látigos, lo quemaron y finalmente lo mojaron y lo electrocutaron.

A la mañana siguiente un cazador que vagaba por allí y se dio cuenta del olor a quemado que rodeaba la casa entró para ver que sucedía y encontró a los cinco chicos sentados en un círculo alrededor del cadáver de Aurelio moviéndose hacia delante y hacia atrás.

El hombre aterrado llamó a la guardia y al hospital, donde determinaron que debían permanecer en un psiquiátrico durante bastante tiempo ya que le detectaron síntomas de esquizofrenia y bloqueo.

En fin esto es lo que se puede decir un trágico cumpleaños.

Fin (inicio por Ángela y final por ZAida y Arancha)

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