lunes, 18 de mayo de 2009

La vida de Juan en la calle

Juan era un chico de 18 años huérfano y que tenía de familia sólo un hermano, ya que con su familia perdió toda la relación que tenia. Él vivía con su hermano en la casa que le dejaron sus padres. Pero debido a que él tenía que pagar la casa, el agua y la luz se dedicaba a robar para poder vivir.

Debido a que no tenía suficiente dinero para pagar los asuntos sociales le quitaron la casa y a ellos se los llevaron a una residencia de niños huérfanos. Su hermano se puso muy malo con una enfermedad incurable. Necesitaba que una familia lo adoptase para que le pudieran pagar los medicamentos, ya que costaban demasiado. Hasta que una familia lo adoptó. Juan de la rabia por quedarse solo cogió y se escapó de la residencia y vivía en la calle.

Él, debido a sus amistades en la calle y a su influencia, se dedicó a vender droga, pero además de que era ilegal consumía más que vendía. Era un enganchado y tenía muy mala fama. Vivía en la calle, ya que se lo quitaron todo.

Pero resulta que la familia lo estaba buscando hasta que lo encontraron, pero él no quería saber nada. Intentaron internarlo en un centro, pero al ser mayor de edad no lo podían internar a la fuerza. Debido a su consumo de cocaína se quedo estéril. Su mal estado hacia que la gente se aprovechara de él. Pero el era muy agresivo y se defendía mediante insultos y gamberradas que les hacía.

Llegó un día que el se hartó y llevaba una navaja con la que apuñaló a un niñato que se intentaba aprovechar de él. A él lo internaron los asuntos sociales en un manicomio, pero él se escapó y seguía con su ritmo de vida que llevaba antes.


Continuará (por Samuel)

domingo, 10 de mayo de 2009

La decisión de Uxue

Uxue era una chica de 16 años que vivía en Valencia. Allí, tenía una vida bastante cómoda y le gustaba, tenía a su familia, a sus amigos, su instituto…, lo tenía todo.
Un día, cuando Uxue llegó del instituto, notó a sus padres muy serios y les preguntó que qué ocurría. Nadie hablaba. Uxue empezó a asustarse creyendo que había ocurrido algo malo y exigió a sus padres que le dijesen lo que estaba ocurriendo. Su padre, triste comenzó a hablar:

- Uxue, cielo, mamá y yo hemos esperado a hoy para darte esta noticia.
- ¿Qué noticia? Dijo Uxue, asustada.
- Hace un mes, como ya sabes, me quedé en paro al cerrar la fábrica- dijo el padre- y ahora, me han ofrecido un contrato indefinido en otra fábrica de una cadena de supermercados.
- Y, ¿es eso una mala noticia papá? Preguntó Uxue.
- No esa la mala noticia cariño, la mala noticia es que la fábrica está en Londres por lo que tendremos que tendremos que ir a vivir allí indefinidamente.

Cuando Paco, el padre de Uxue dijo esto, a ella se le cayó el mundo encima. Uxue pensó en todo lo que aquella nueva vida le conllevaría, dejar a su familia, su casa, sus amigos, su instituto.
Ella, bajo ningún concepto quería ir a vivir a Londres pero no tenía otro remedio, ya que tendría que ir dónde fuesen sus padres.

Sin temor ni vergüenza alguna, Uxue, le dijo a sus padres lo que pensaba de esto.



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A pesar de que ella no quería tuvo que acceder a sus padres a mudarse debido al trabajo de su padre. A ella no le gustaba su nueva casa, ni el lugar ni nada que se encontraba a su alrededor. No tenía amigos, ni familiares cerca.

La reinscribieron en el instituto para que siguiera sus estudios allí. Conoció a mucha gente. Tenía muchos nuevos amigos pero entre ellos tenía más afinidad con dos chicas mellizas que se encontraban en su clase. Ellas, con el tiempo, fueron uña y carne. Se llamaban Rocío y Esther. Vivían muy cerca, pero un día que iban las tres Uxue cruzó la calle sin mirar y la atropelló un coche.

Ella se encontraba en un estado crítico. Necesitaba un transplante de riñón. Sus amigas cedieron a un transplante después de haberse hecho las pruebas para ver si era compatible una de ellas procedió al transplante. Ella salió bien del transplante y estuvieron unidas el resto de su vida. Era Rocío la que pasó el trasplante. Rocío vivía bien sin un riñón menos pero ella aceptó el transplante debido a que Uxue estaba en peligro de muerte. Ella se compró una casa para las tres y trabajaban juntas en una clínica veterinaria. Rocío se casó y se fue a vivir con su marido y ellas siguieron viviendo juntas. Un día ellas se dieron cuenta que sentían algo una por otra y desde entonces son lesbianas se casaron y adoptaron a un niño.

Fin (inicio por Clara y final por Elena)

Un chico llamado Jonhy

Un chico llamado Jonhy, que creció y vivió en el famoso barrio sevillano de “Las Tres Mil Viviendas”. Jonhy se crio entre violencia, conflictos, delincuencia, etc. Se dejaba llevar por sus amigos y pocas veces tomaba decisiones por sí solo. A los trece años robó el coche de su madre para ir de marcha con sus amigos. Entonces, esa noche bebieron alcohol y sustancias alucinógenas. Estos chicos al irse con el coche de la madre de Jonhy a sus casas tuvieron un accidente y uno de ellos murió. A Jonhy lo llevaron a un centro de menores, donde se llevó tres años. Cuando Jony salió no se dejaba influenciar por sus amigos porque él quería cumplir sus sueños.

Conoció a una mujer y acabó enamorándose de ella. Cuando cumplió los dicieocho años este muchacho empezó a buscar un trabajo fijo y si es posible conseguir una vivienda, ya que se alojaba en casa de una tía porque su madre y su padre fueron asesinados debido a un “ajuste de cuentas”.Empezó buscando trabajo en el campo de Huelva y un amable empresario de San Bartolomé de la Torre le dio trabajo en su finca de fresas. Jonhy tenía que venir cada día desde Sevilla hasta San Bartolomé de la Torre, hasta que ahorró un poco de dinero y consiguió una casa en San Bartolomé de la Torre. Pero la relación con en dueño de la casa no era del todo buena. Jaime, el dueño de la casa, odiaba a las personas que venían de otro lugar a quitar trabajo a las personas de su pueblo. Éste intento hacer la vida imposible a Jonhy. Empezó con subirle la paga mensual que tenía que pagar por el alquiler a 300 euros. Jonhy tuvo que doblar su jornada para conseguir pagarle y no tenía nada de tiempo para hacer sus tareas.


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Al final, con el tiempo Jaime comprendió que Jonhy no había venido a quitarle trabajo a nadie, trabajaba en San Bartolomé porque le hacía mucha falta ese dinero. La mitad o algo menos de su paga mensual se la mandaba a su tía de Sevilla por el tiempo que estuvo viviendo con ella y el trabajo que le dio. Jonhy estuvo durante meses ahorrando dinero para mandárselo a su novia para que pudiera vivir allí con él.
Al mes siguiente, la novia llegó de Sevilla y Jonhy la esperó en la parada de autobús de Huelva. Él se puso muy contento al verla ya que llevaba muchos meses sin verla. La llevó a su casa y a ella le gustó mucho.
La novia también se puso a buscar trabajo, y lo encontró de dependienta en la Cooperativa. Ahora tenían más dinero y les resultaba la vida mucho más fácil.
Al cabo del tiempo, la novia se quedó embarazada y estaba muy contenta. Ellos hicieron muchos amigos y siempre estaban en la Parada o el Lepero tomándose algo. No se arrepentían de haberse ido a trabajar y a vivir a San Bartolomé.

Fin (inicio por David y Luis y final por Claudia)

Viaje de fin de curso

Y al fin llegó el día, terminó la rutina una semana antes que de costumbre, porque los alumnos de 4º partíamos rumbo a la Palma de Gran Canaria. Allí pasaríamos una semana, una inolvidable semana, una aventura de la que todos formaríamos parte y que sería la última en la que estaríamos todos. Todo estaba planeado, iríamos a la playa, visitaríamos el Museo Canario, la Casa Museo de Colón, el Palacio de Congresos de Gran Canaria… En definitiva un viaje muy completo en todos los sentidos.

A las 10 de la mañana el día 10 de junio cogimos el avión que nos llevó hasta la isla. En el viaje Ginés, uno de los alumnos, sufrió un ataque de ansiedad y casi se desmaya…suerte que había en nuestro avión un médico, el doctor Flipi. Desde entonces nuestros profesores hicieron buenas migas con él y durante la hora y media de vuelo nos acompañó.

Cuando llegamos nos quedamos sorprendidos de la inmensidad del hotel y de las habitaciones, sin duda la habitación más grande que había visto nunca. Esa noche nos quedamos en el hotel, ya que estábamos cansados del largo día. Mientras algunos jugaban al futbolín, Sara, Claudia, Mario y yo exploramos el gran jardín del hotel. De repente mientras estábamos en la piscina oímos un ruido en la cancha de tenis. Dimos un brinco atrás, y, aunque temerosos fuimos hacia él. Estaba muy oscuro y no se veía nada, sólo las sombras de los árboles que rodeaban la cancha. Pero cual fue nuestra sorpresa que había una sombra que no tenía la forma de alguno de aquellos árboles. Sara que era muy valiente, aunque un poco chula, se acercó sin aparente miedo, y dio un grito. Fuimos corriendo hacia ella y allí estaba un niño con cara de susto, muy pálido, tan pálido que nos asustamos de su rostro. Entonces le preguntamos que era lo que hacía allí tan solo, y por qué no se encontraba con los demás chicos. Él no nos contestó, pero se dio media vuelta y como si quisiera que lo siguiéramos comenzó a andar lentamente. Nosotros no sabíamos qué hacer, pero, Sara siempre tan iniciante, andó tras él. Entonces no nos quedó otra que seguirle. Después de unos diez minutos por el jardín, el chico desapareció y nos paramos. Me di cuenta que estábamos delante de una gran puerta. Haciendo muchísima fuerza la conseguimos abrir y entramos en aquella sala, por cierto muy fría y que a mí no me daba buena impresión. Seguimos de repente una luz nos destelló, había muchas cápsulas tan grandes como para meter a un ser humano en ellas. Estábamos escondidos cuando apareció por otra puerta el doctor Flipi, que llevaba de la mano a aquel niño del jardín. Lo metió en una de las cápsulas y le emitió unas extrañas radiaciones. Salió y lo dejó allí. Lo que le hacía era que le extraía neuronas a aquel niño. Salimos corriendo y nos topamos con el doctor, pero lo esquivamos para que no nos cogiera.

A la mañana siguiente estábamos dudosos si contarle lo visto a los demás o no. Pero decidimos hacerlo y nadie nos creyó, claro por esa razón lo pensamos mucho. Le prometimos llevarlos aquella noche a la sala.

Llegó la noche y como lo acordado nos dirigimos hacia la gran sala y entramos en ella. Esa noche había muchas más cápsulas que la noche anterior. Las contamos y resultaron ser el mismo número que chicos habíamos ido a la excursión. De repente sonó una alarma y se encendieron unas luces verdes intermitentes. Nos habían cogido…


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De repente nos asustamos y temimos que nos pudiera hacer daño. No supimos qué hacer porque pensamos que era un tipo peligroso que estaba loco. Pasaron solo unos segundos y reaccionamos y salimos corriendo hacia las habitaciones del hotel. Claudia y Miguel iban los primeros ya que estaban asustados y corrían muy deprisa. Sara tropezó y se cayó a al suelo. Entonces, Mario y yo nos quedamos atrás para ayudarla. El doctor Flipi sabía que lo habíamos descubierto. Quiso vengarse de nosotros y pensó en matarnos, pero como éramos una clase entera iba a ser muy sospechosa nuestra muerte esa misma noche. Al verse muy agobiado por lo que le podría pasar y temiendo llevarse el resto de su vida en la cárcel, llevó todas sus cosas a un campo algo alejado y las quemó sin dejar rastro. Luego se suicidó dejando como responsables de su muerte a los chavales que habían causada el descubrimiento de sus planes. Estos contaron la verdad y los creyeron. Los recordaron siempre como si fueran héroes y le hicieron un homenaje cuando llegaron del viaje.

Fin (inicio por Arancha y Zaida y final por Ángela)

La soledad de Damián y Samuel

En un pequeño pueblo llamado Jabugo, dos chavales de quince años estudiaban en el centro escolar I.E.S. La Ola. Estos dos cursaban tercero, aunque no se sentían muy cómodos en clase. Samuel Naranjo era alto y rechoncho, todo lo contrario de Damián Pérez, bajito y de envergadura delgada. Los dos amigos quedaban a las ocho de la mañana para ir juntos al instituto. Por el camino, ellos se reían mucho con sus bromas y chistes pero al llegar al centro cambiaba la historia. Cuando tocaba la bocina, los alumnos llegaban a clase, mientras tanto Samuel era golpeado por sus compañeros y humillado ante estos. Damián no trataba de defender a su amigo porque se volvería la clase también en contra de él. Estos dos son amigos desde la infancia. Damián era muy popular e importante en el grupo, nadie sabía que era amigo del marginado Samuel. Sólo se hablaban fuera de clase pero a Samuel no le importaba el descaro de su colega Damián.

Un día, mientras Samuel era atacado con una regla de goma por Pedrito, Damián no pudo aguantar el asedio a su mejor amigo y reaccionó propinándole un fuerte puñetazo en el ojo a Pedrito. Toda la clase se vio sorprendida por aquella reacción de Damián, y no le dirigieron la palabra en lo que quedó de clase. A la mañana siguiente vinieron muy unidos. Damián no sentía vergüenza de que lo vieran con Samuel. Es más, se sentía mucho mejor al descifrar el secreto de su relación con el agredido. Al entrar en clase, la jefa de estudios fue a llamar a Samuel y a Pedrito por lo de la pelea que tuvieron en el día anterior. A los siguientes cinco minutos llamaron a Damián a la jefatura. Tras volver, los dos amigos se sentaron atrás de la clase apartados de los demás, sólo se acercaron dos chiquillas pero sólo por momentos, se fueron a casa esperando alguna desgracia en el fin de semana de parte de los ex colegas de Damián.



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Pero esa desgracia jamás llegó, sino todo lo contrario.

Al día siguiente, el sábado por la tarde Samuel y Damián quedaron para ir al cine.
En la puerta del centro comercial se encontraron con los antiguos amigos de Damián. Al verlos se asustaron, ya que pensaban que les propinarían una paliza, pero para su sorpresa los chicos se acercaron con una gran normalidad, cosa que les sorprendió bastante.

Los compañeros tras saludar a Damián se lo llevaron a un rincón del centro y le dijeron que valoraban su gesto y que todos podían seguir siendo amigos, incluido Samuel.
Samuel al enterarse de esta decisión se mostró un tanto reacio pero valoró el poder de la amistad y aceptó, aunque no estaban muy convencidos de que tuvieran buenas intenciones.

Los compañeros realmente querían su amistad y diariamente los llamaban para salir y comunicarles sus planes, pero Samuel y Damián siempre ponían excusas ya que temían que les dieran una paliza. El resto de compañeros comenzaron a sospechar y decidieron hablar con ellos y explicarles todo detenidamente.

Otro día todos quedaron y el resto de compañeros al tratar a Samuel se dieron cuenta de que habían sido injustos con é y de que era un chico divertidísimo. Samuel pasó a convertirse en uno de los chicos más envidiados y admirados por el grupo.

Fin (principio por Cristian y Juan Manuel y final por Teresa y Beatriz)

Un día en la playa

En un pueblo llamado Moraleda había una pandilla de amigos que iban a la playa todos los fines de semana. Un sábado decidieron quedarse en el pueblo porque había fiesta por la noche. Quedaron todos para poner el dinero y comprar el botellón. Querían pasar la noche en su pueblo y irse el domingo a la playa, por lo tanto uno se tenía que quedar sin beber para poder conducir. Lo echaron a suerte y le tocó a Javier, pero él no estaba de acuerdo y sin importarle su amigos bebió.

Cuando salió el sol cogieron sombrillas y toallas y se dirigieron a la playa con Javier borracho y conduciendo.

Estaban todos borrachos y no eran conciente de lo que estaban haciendo. Reían y conducía a una alta velocidad sin respetar los semáforos y las señales. Raquel que era la única que no había bebido pero no podía conducir porque no tenía carné. Decía que bajara la velocidad y condujera con precaución, pero Javier no le echaba cuenta. Al fin llegaron a la playa y allí siguieron de fiesta. Se bañaron sin tener cuidado y sin temer a los peligro del mar, ya que era un día de viento y el agua estaba revuelta y la marea estaba muy alta. Tras pasar todo el día borracho y de fiesta por la noche y durante el día en la playa decidieron volver al pueblo porque estaban muy cansados y bebidos. Como Raquel era la única que no había bebido decidió llevar el coche aunque no tuviera carné. Los otros estuvieron de acuerdo porque no pensaban.



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Raquel iba de lado a lado conduciendo por la carretera. Los coches que venían de frente le pitaban. Más adelante había un control de policía, que al ver cómo venía el coche los paró y le pidió el carné, y como Raquel no tenía carné se la llevaron detenida.
Raquel pasó unas horas en el calabozo hasta que sus padres vinieron a buscarla.
Sus padres la castigaron por lo que había hecho, porque podía haber tenido un accidente
y haberse matado.
Raquel se llevó dos semanas castigadas sin salir. Algunos de sus amigos venían a verla pero muy poco.
Un día cuando estaba ella en su habitación se preguntó si valía la pena tener amigos como los que ella tenía que bebían y se emborrachaban cuando tenían que conducir y poniendo sus vidas en peligro y la suya.
Raquel a cuenta de eso empezó a frecuentar menos a sus amigos y los sitios a los que iba antes con ellos. Ella hizo amigos nuevos que no bebían.
Raquel se dio cuenta de que también se podían divertir yendo de fiesta a la playa o cualquier sitio sin beber.
Raquel se sacó el carné y así cuando salía de fiesta se turnaba para llevar el coche.

Fin (inicio por María y final por Sonia)

En la casa de campo

Hacia viento y parecía que iba a empezar a llover en aquella casa de campo de mi amigo Tomás a la que habíamos ido a pasar las vacaciones de Semana Santa. Acababa de cumplir los diecinueve años y sus padres le dejaron las llaves para que celebráramos el cumpleaños y nos divirtiéramos mientras ellos iban a uno de sus viajes de negocios.

Habíamos invitado a varios amigos y amigas, y nos habíamos encargado de preparar todo para aprovechar bien el fin de semana. Ya tarde terminaron de llegar todos. Habíamos llegado a las nueve de la tarde, y el último invitado llegó sobre la una y media de la madrugada. En total éramos siete, cuatro chicos y tres chicas porque Pilar estaba resfriada y no había podido venir.

Fue el novio de Marta que aunque no lo soportábamos, le dijimos que fuese para que ella se quedase también. Era un hippie que había conocido en una excursión que solo hacía fumar y contestaba groserías a todo lo que le decíamos, era todo lo contrario a nuestra amiga.

Habíamos comprado muchas bebidas, pero no podíamos salir porque llovía demasiado y había un pantano enorme perdido por el bosque. Empezamos a beber y a hablar y nos lo estábamos pasando muy bien, hasta que Aurelio, el novio de Marta, le dijo que se iba a fumar un porro y que fuese con él. Ésta se negó a salir y le preguntó a Tomas que si lo podía hacer en la casa. A Tomás no le gustó eso nada, pero por no parecer agua fiesta le dijo que no importaba.



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Todos observábamos cómo Aurelio se fumaba el porro. Poco a poco se le pusieron los ojos rojos y no paraban de reírse y de decir cosas absurdas. No dejaban de coger a Marta y sobarla. Ella les pedía que pararan y la dejaran seguir hablando y bailando con sus amigos, pero él no cesaba. De repente, sin darnos cuenta, Aurelio le dio un empujón a Marta y la tiró sobre la mesa. Primero se quedaron todos boquiabiertos y Tomás fue rápido hacia Marta que no se levantaba. El novio estaba como loco y cogió un cuchillo que estaba caído en el suelo y nos amenazó con matarnos si hacíamos algo. Tomás llamó a la chica pidiéndole que se despertara pero era en vano. Al soltarle la cabeza se fijó que su mano estaba ensangrentada y el cráneo de Marta estaba abierto. Comenzó a llorar y a gritar pidiéndole ayuda a los demás. Sin embargo Aurelio seguía como ido y estaba muy agresivo, supusieron que era efecto del porro. Todos estaban llorando y muy asustados porque Marta no respiraba y su corazón paró de latir. Con un poco de maña consiguieron quitarle el cuchillo de la mano a Aurelio y lo ataron a una silla. Algo había en el ambiente que hizo a los chicos enloquecer. Hablaron entre ellos y decidieron vengarse de Aurelio por lo que le había hecho a Marta. Lo torturaron con cuerdas, látigos, lo quemaron y finalmente lo mojaron y lo electrocutaron.

A la mañana siguiente un cazador que vagaba por allí y se dio cuenta del olor a quemado que rodeaba la casa entró para ver que sucedía y encontró a los cinco chicos sentados en un círculo alrededor del cadáver de Aurelio moviéndose hacia delante y hacia atrás.

El hombre aterrado llamó a la guardia y al hospital, donde determinaron que debían permanecer en un psiquiátrico durante bastante tiempo ya que le detectaron síntomas de esquizofrenia y bloqueo.

En fin esto es lo que se puede decir un trágico cumpleaños.

Fin (inicio por Ángela y final por ZAida y Arancha)

Scary Movie

La semana pasada salimos por la noche y estuvimos asustando a un chiquillo imitando la voz de scary movie, diciéndole que lo íbamos a matar y esas cosas. El sábado daban las diez de la noche y el chiquillo estaba ya asustado. Le llamaron por el móvil y otra vez ese condenado número desde una cabina de teléfono. El chiquillo estaba ya muy asustado y no quiso coger el móvil. A las once de la noche lo fuimos a buscar y el chiquillo estaba muy asustado, tan asustado como para salir con una navaja teniendo 14 años. Salió de su casa y gastándole una broma uno lo cogió por detrás y le puso un cuchillo de plástico en el cuello. Éste, al notarse eso, no dudó en sacar su navaja y si no lo llegamos a detener rajaba al chaval. Casi se pelean, el chaval no era el mismo de siempre.

Fuimos a un bar a esperar al primo de uno de los amigos. La media hora pasó muy tensa, ya que íbamos a un sitio un poco siniestro. Al llegar al sitio el chaval abrió la navaja y decía que al que le hiciera algo por detrás lo rajaba. Pasamos por un sitio y un burro rebuznó y casi se sube por un poste de la luz. Llegamos al sitio y allí entramos en la cabaña que hicimos durante una semana y se tranquilizó algo, cerró la navaja, la guardó y nos pusimos a hablar, pero la calma duró poco.



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Pasados unos instantes la puerta se abrió sigilosamente y los chicos se miraron unos a otros, con miedo.
Cuando la puerta se abrió aparecieron tras ella varios miembros de la Guardia Civil.
Los chicos, sobresaltados preguntaron a los agentes qué era lo que querían y estos respondieron que estaban buscando a dos fugitivos que habían escapado de la cárcel y que estaban acusados de homicidio.
Los agentes les avisaron que no se moviesen de allí y que llamasen a sus padres para que viniesen a buscarles.
Poco después, salieron de allí, preocupados por los chicos y por lo que pudiese pasarles aunque ellos seguían empeñados en no salir de allí.
Pasaron allí unas horas y en torno a las tres de la mañana los chicos oyeron pasos y voces. El chico al que hacía solo unas horas habían gastado una pesada broma miró por una especie de ventana y vio a dos individuos vestidos de negro y, a uno de ellos con un arma blanca en las manos. Todos se asustaron mucho y los demás chicos estaban atemorizados porque parecía que aquella pesada broma se estaba haciendo realidad. Los dos individuos vestidos de negro atizaron y patalearon la puerta hasta conseguir abrirla. Uno de los individuos se abalanzó contra el chico y le clavó la navaja en lo más hondo del corazón así que el chico que anteriormente había sido víctima de una broma de sus amigos había sido ahora asesinado. En ese instante uno de los chicos sacó su móvil con mucho cuidado y llamó a la Guardia Civil que de inmediato supo lo que ocurría. Los dos asesinos fueron detenidos y, en la actualidad, los chicos que sobrevivieron sufren fuertes pesadillas y se sienten culpables por la muerte de su amigo.

Fin (inicio por José Ángel y final por Clara)

El amor venció la honra de una familia

En el barrio,”El Torrejón” vivía una familia gitana, los Amaya, muy creyente y hermanos de la iglesia evangélica. La familia estaba formada por rosario, la madre, José el padre y Zamara su única hija de dieciséis años. La ilusión de José era seguir la costumbre gitana y casar a su hija, con el mozo que se la pidiera, por boda gitana y con todo lo que esta incluye. Ante todo lo que él deseaba era que su hija no manchara la honra de la familia.

Zamara conoció por Chat a un chico que le llamaba bastante la atención, pero nunca se atrevió a decirle nada ya que el era nueve años mayor que ella. Tras varios meses de conversación, Jonathan, que así se llamaba. Se le declaró y le dijo que no podía vivir sin ella, que le gustaba muchísimo y que estaba enamorado. Zamara a pesar de que sentía lo mismo por el, le dijo que eso no podía ser y que intentara olvidarla, ya que Jonathan no era gitano y eso no iba a ser del agrado de su padre.

El chico no se dio por vencido y día tras día volvía a suplicarle, hasta que después de varias semanas Zamara no podía callárselo mas y le dijo que lo amaba. Comenzaron una relación sentimental. José no aceptaba la relación por la diferencia de edad y porque Jonathan era payo, pero a pesar de todo continuaron con la relación a escondidas.

Tras ocho meses de relación, los chicos decidieron ser padres . Cuando Zamara quedó embarazada, por miedo a la reacción de su padre, ella y Jonathan decidieron escaparse



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Esta pareja desdichada fue a parar a un pueblo de la provincia de Huelva, San Bartolomé de la Torre. Allí conocieron a muchos vecinos de aquel fantástico pueblo. Al mes de llegar allí el tío-abuelo de Zamara vino con sus caballos y toda su familia a ver si podía ganar algo de dinero en ese pueblo. Un día vio a esta pareja pasear por la plaza de San Bartolomé. Juan, el tío-abuelo de Zamara llamó a José y Rosario, los padres de Zamara. Ellos llegaron rápidamente al pueblo y decidieron hablar con los dos sobre su relación.

Los padres decidieron que los dos se casaran en una preciosa boda gitana siguiendo la costumbre familiar. Jonathan estaba un poco en desacuerdo con esa situación, pero decidió hacerlo por Zamara. Ya con todo preparado, todos los preparativos e invitados Jonathan desapareció de repente sin dejar ningún rastro. Zamara estaba muy preocupada porque ella sabía que no había podido desaparecer sin motivo alguno y pensó que podía ser un secuestro. Al día siguiente fue hallado por Juan muerto en el “Hotel Suárez”. Al parecer, este chaval había muerto por causas relacionadas con el tráfico de drogas. Zamara, al enterarse de esa noticia decidió quitarse la vida lo más rápidamente posible para no seguir sufriendo por su amado Jonathan. Los padres de Jonathan y Zamara decidieron enterrarlos juntos para que estuviesen siempre juntos.

Fin (inicio por Teresa y Beatriz y final por David y Luis)

Una rebelde adolescente

Sonia era una joven de 17 años. Era una adolescente muy rebelde, siempre hacía todo lo que ella quería, ya fuera malo o bueno. La madre y el padre ya no sabían qué hacer con ella. Siempre le estaban riñendo por su comportamiento y llegaron a decirle que la iban a mandar a un centro hasta que tuviera 18 años. Una mañana, la madre de Sonia la estaba despertando porque iba a llegar tarde al instituto. Sonia no quería levantarse y se opuso ir al instituto pero la madre le insistió. La madre de Sonia se estaba empezando a enfadar por que Sonia no se levantaba. La madre cogió y le quitó las sabanas para que se levantara pero Sonia no quería ir, además tenía 2 exámenes y no había estudiado nada. Pero la madre insistió, Sonia se levantó muy cabreada y de la misma rabia, empujó a la madre. La madre resbaló cayéndose por la escalera, se dio un golpe en la cabeza y se quedó inconsciente. Sonia bajó corriendo por la escalera y se asustó muchísimo. La cogió y la tiró en el sofá. Sonia estaba muy asustada y no sabía qué hacer.


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Sonia pensó y llamó a la ambulancia. La ambulancia llegó, pero también llegó la guardia civil. El instituto la llamó porque llevaba una semana sin ir. La ambulancia llamó a la puerta y se encontró a la madre tirada en el sofá, pero llegaron demasiado tarde, estaba fría. Del golpe se le produjo una hemorragia y el cerebro se le paró. En cuanto la guardia entró en su casa, el cabo Cacique, un hombre que siempre que tenía ocasión se inventaba algo para multarla, no dudó en intentar arrestarla, pero Sonia en un arrebato de rabia, le asestó diez puñaladas en la barriga produciéndole la muerte. Esto le costó tres meses que le quedaban para cumplir los dieciocho años, y diecisiete años en chirona.

Fin (inicio por Claudia y final por José Ángel)

Historia irreal

Esta es la historia de un joven muchacho que se vio atrapado por su destino, ser un Héroe.

Había un joven muchacho de unos 16 años aproximadamente, que vivía en una pequeña villa cercana a la ciudad, se llamaba Ryan. Él procedía una familia de origen americano.

Un día saliendo del instituto, donde había caído una nevada descomunal, sintió un fuerte golpe en el cuello, poco después se despertó en un lugar muy extraño, se encontraba rodeado de velas, Ryan se toco los bolsillos para ver si había perdido su móvil o sus llaves, pero se dio cuenta que no llevaba puesta su ropa, sino que llevaba una especie de esmoquin de andar por casa asiático. Ryan se sentía extraño, no sabía qué hacer pero se decidió a salir a la puerta, donde se escuchaba a la naturaleza en todo su esplendor.

Cuando Ryan salió fuera se encontró con que estaba en plena montaña y que era primavera vio a un anciano sentado cerca de un arroyo y le preguntó que donde estaba. Se sintió aun más extraño cuando se dio cuenta que estaba hablando otro idioma, el anciano le respondió: “el maestro te está esperando es aquella cabaña”. Respondió señalando con el dedo una cabaña a lo lejos. Ryan llevado por su espíritu aventurero se acercó a aquella cabaña, justo cuando se disponía a entrar en ella escuchó una voz muy grave que decía: “quítate los zapatos y acércate si quieres conocer la verdad”. Ryan estuvo hablando con el maestro horas en las que le contó que él era el futuro “guardián de la tierra” sino quería que acabase siendo dominada por extraterrestres. Ryan le preguntó al maestro extrañado:”¿Cómo iba a ser dominada la tierra si nunca nos han atacado?”. El maestro le explicó que todos esos ataques quedaban borrados de los habitantes de la tierra y que los destrozos y las muertes se fingían con los desastres naturales.

Ryan se sentía muy extraño y preguntaba al maestro cada vez más, pero éste le interrumpió y le dijo: “Ryan el futuro está en tus manos, ahora vuelve a tu cabaña y descansa, mañana te explicare más cosas y empezaremos con tu entrenamiento”. Ryan le obedeció y se fue a su cabaña.

Mientras tanto la familia de Ryan lo buscaba sin descanso, aunque ya había pasado 9 meses desde su desaparición.



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Su familia se preocupaba cada día más porque ya habían buscado por todo el pueblo y no lo habían encontrado. Mientras su familia se preocupaba, Ryan estaba viviendo una aventura. Ryan comenzó sus entrenamientos para convertirse en un gran héroe. Tras varios años Ryan era un gran héroe y se convirtió en el defensor del pueblo. Cuando a alguien le pasaba algo siempre iba en su ayuda.

Al cabo de los años Ryan se iba dando cuenta que se le iban agotando las fuerzas y no era el de antes y que ya las personas no se fiaban de él porque ya había fracasado unas cuantas veces y había muerto mucha gente por su culpa.

Ryan decidió buscar su casa de nuevo y a su familia para decirles que se encontraba bien y recuperar el tiempo perdido. Ryan fue a la cabaña y cogió todas sus pertenencias y emprendió un camino sin saber adónde iba acabar.

Después de trece días andando encontró un pueblo y se puso a preguntar a la gente si lo conocía pero nadie sabía quién era. Él no se rindió y siguió andando y andando y vio a una persona a la cual reconoció porque era su padre. Lo siguió y llegó a su antigua casa pero allí nadie lo conocía y lo tomaron por un loco. Lo llevaron al centro médico y allí lo trasladaron a un psiquiátrico y allí se quedó hasta su muerte.

Fin (principio por Samuely principio por María)

Destino inesperado

Era sábado por la mañana muy temprano. Tamara siempre iba a la playa hacer surf. Había olas buenas, la mar estaba un poco revuelta, pero Tamara no dudó en meterse.

En la torre de vigilancia estaba Héctor como todos los días. Desde que vio llegar a Tamara no le quitó el ojo de encima porque sabía que se iba a meter en el agua a hacer surf.

Tamara cogió las cuatro primeras olas muy bien, pero la quinta ella la veía demasiado grande. Intentó salir del agua, pero la ola se iba acercando cada vez más y no tenía más remedio que cogerla. Tamara se llenó de valor y se enfrentó a la ola, con tan mala suerte que cuando estaba arriba de ella se cayó y se golpeó con la tabla de surf en la cabeza. Héctor que la estaba vigilando se dio cuenta y pegó un salto de su sitio, bajó de la torre lo más rápido que pudo y corrió hacia el agua en busca de Tamara.

Héctor se metió en el agua y comenzó a nadar, cuando llegó donde estaba Tamara la cogió y la subió en la tabla, él también se subió e intentó remar hacia la orilla de la playa, pero no pudo porque la marea era muy fuerte y arrastraba hacia dentro. Héctor se dio por vencido y dejó que el agua los llevara hacia donde quiso.

Después de una dos o tres horas a la deriva, Héctor divisó una pequeña isla a unos setecientos metros, comenzó a remar hasta llegar a la orilla de aquella isla. Cuando llegaron Héctor cogió con cuidado a Tamara que todavía estaba inconsciente y la puso en la arena a la sombra de una gran palmera. Héctor se puso a construir una cabaña con hojas de palmeras, palos y ramas, para resguardarse del sol.

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Tamara se despertó de su inconsciencia, ella estaba un poco trastornada por aquel tremendo golpe, no sabía dónde estaba. Héctor, tras examinar el lugar y hacer la cabaña le explicó lo ocurrido a Tamara y ella comenzó a llorar porque se sentía atrapada y no podían salir de allí. Héctor no estaba tan deprimido como ella porque con lo ocurrido tenía oportunidad de estar con ella a solas porque ella lo atraía. Por la noche, oyeron ruidos, parecían monos salvajes y no sabían qué hacer. A la mañana siguiente salieron en busca de comida y a explorar el terreno. Mientras ella recogía frutas, él con un palo y la cuerda del salvavidas intentaba pescar alguna pieza. Tamara, en una de sus miradas al torso de Héctor, divisó una escama de un cocodrilo acercándose a el socorrista. Ella lo avisó, y suerte que la orilla estaba cerca. En ese momento a Tamara se le presentó una serpiente que casi le muerde. Se percataron del peligro en esa isla. Vuelta a la noche, comenzaba la timidez sobre la colocación bajo la única manta que Héctor llevó para salvar a Tamara mientras surfeaba. El sentía nervios cada vez que ella se movía buscando comodidez. Llevaban ya 5 días en la isla, comiendo exclusivamente de cocos y algunas bananas, cuando en una internada de la muchacha a la isla buscando fruta, se topó con salvajes. Los indígenas se la llevaban y ella le gritó ayuda a Héctor, que la escuchó y salió en su búsqueda. Al par de horas estaban los dos atados para la cena de los indígenas. Empezaron por Héctor, vino un carnicero y sin pensárselo le cortó un brazo. En ese momento entraron policías y marines al rescate. Cuando Héctor despertó del hospital, vio a Tamara esperando. Dos meses después se casaron, eran felices a pesar de la falta del brazo derecho de Héctor.
Fin (inicio por Sonia y final por Cristian y Juan Manuel)

Historia compartida

Como ya os comenté la actividad consiste en que una o dos personas elaboran un pequeño relato de entre doscientas y trescientas palabras con el final interrumpido. Este inicio de relato pasará a otra persona, que deberá acabarlo en un final que tenga unas doscientas líneas.

Se tendrán en cuenta los siguientes aspectos: ortografía, gramática, puntuación, originalidad, extensión y corrección.

La actividad estaba planteada para participar en el concurso de Crea tus textos, pero no he sido capaz de registrar a los alumnos.

A continuación encontraréis las historias que vosotros mismos habéis hecho. Al final de cada historia se indica quién debe continuarla. El funcionamiento es el mismo: en Word se hace la continuación y después se manda por correo. Cuando las tenga todas pondré las historias completas y tendréis las notas.

Presentación

Esta bitácora pretende ser un instrumento para trabajar en la asignatura Taller de Expresión Lingüística. Espero que os sea de utilidad.